LA CAIDA ¿El comienzo del fin del fascismo uribista?

LA CAÍDA

¿El comienzo del fin del fascismo uribista?

Durante la campaña a las elecciones regionales ya se advertía el advenimiento de LA CAÍDA. Seguramente el síntoma más claro se observó en el oriente antioqueño, una de las regiones más golpeadas por los paramilitares, donde los nexos de estas bandas con el uribismo, desde su creación, pasando por su financiación, fortalecimiento y protección, directamente de la mano del expresidente y ahora senador, eran de público conocimiento.

En esta zona del país como en Medellín, la “cohesión” al rededor del Führer de Salgar, del Centro Democrático y de sus aliados, lo cual le dio las amañadas victorias del NO en el plebiscito por la paz y de Iván Duque en las elecciones presidenciales, obedeció más a la campaña de mentiras y de miedo, y a la manipulación clientelar, que a simpatías ideológicas.

Por eso la fortaleza de pies de barro del uribismo en esos escenarios del oriente antioqueño, evidenció su deterioro con las multitudinarias expresiones de rechazo que el senador paraco tuvo que soportar durante sus visitas mesiánicas de campaña electoral a varios municipios, tal como ocurrió en El Santuario, en Rionegro, Marinilla y San Luis. En la capital de Antioquia las cosas no fueron de mejor manera en lo que concierne al rechazo contundente, ya no solamente contra Álvaro Uribe sino contra sus candidatos.

La campaña en hombros del personaje de marras fue un verdadero calvario, a lo cual se sumó cierta fragmentación interna producto de la pugnacidad derivada de los intereses personales y de cada cúpula municipal. El resultado, el triunfo en la contienda por Medellín, de un joven candidato lanzado por un movimiento impulsado por firmas. Daniel Quintero es su nombre, y derrotó con poco más de 303.000 votos (38,5 % del electorado), al postulado de Álvaro Uribe, Alfredo Ramos, quien obtuvo 235.000 votos (29,8 %), materializándose con ello el rechazo no sólo al expresidente facho, sino también al sub presidente Duque. Para rematar el golpe paisa, el candidato del Führer a la gobernación de Antioquia, Andrés Guerra, con 647.059 votos (29 %), también perdió por algo más de 150.000 sufragios frente a Aníbal Gaviria, quien está vinculado al partido Liberal, pero se lanzó recogiendo firmas ciudadanas por el movimiento “Es el momento de Antioquia”, y después aceptó apoyo de Alianza Verde, Cambio Radical, la U. MAIS, Colombia Renaciente, partido PRE y de los congresistas conservadores del departamento, obteniendo más de 820.000 votos (35,42 %).

Y es que los fortines de la mafia uribista fueron golpeados en casi todo el país. Entre los principales se cuentan Montería y Córdoba donde queda El Ubérrimo, su centro de operaciones de muerte y despojo. La alcaldía sinuana la ganó Carlos Ordosgoitia derrotando a Salín Ghisays, y en la gobernación Orlando Benítez derrotó a Carlos Pérez.

Otro escenario significativo, por ser tenido como bastión donde el uribismo se creía indestructible, fue el departamento del Huila. Ahí Luis Enrique Dussán derrotó con 200.000 votos al candidato de Uribe en la contienda por la gobernación. En Neiva el candidato de coalición Gorky Muñoz Calderón, ganó la alcaldía.

La dosis de castigo al guerrerismo se la propinaron con mayor o menor intensidad, en Sucre, en Cartagena, en Cali, entre otros. Y en Bogotá, Miguel Uribe quien contó con el respaldo del Centro Democrático, del partido Liberal, del Conservador, del Mira, de Colombia Libre y Justa, del alcalde saliente Enrique Peñalosa, de un buen número de empresarios y parte de los gremios, quedó en último lugar, con el 13,5 por ciento de los votos respecto a Hollman Morris que ocupó el tercer lugar (13,9 % con 426.093 votos), Carlos Fernando Galán el segundo (32,4 % con 1‘004.000 votos) y Claudia López, la nueva alcaldesa (35,2 % con 1‘088.000 votos), quien le sacó más de 500.000 sufragios de diferencia a Uribe Turbay.

El desprestigiado partido de gobierno perdió también en la Guajira. La fórmula uribista en cabeza de Dalay Manuel Magnadiel, apoyada por ASÍ logró el 24,4 % de los votos, siendo derrotada por la coalición de Nemesio Raúl Roys con el 46,8%.

En el departamento del Cesar, el candidato de la Alianza por el Cesar, Luis Alberto Monsalvo ganó la gobernación con más de 27.0000 votos, alrededor del 56 o 57%, y triunfaron en 24 de los 25 municipios, superando a la candidata por el partido Centro Democrático, Claudia Margarita Zuleta, quien obtuvo algo más de 98.000 votos.

Haciendo el paneo electoral, entre la polvareda de sus escombros, se alcanza a ver que el uribismo solamente pudo asomar, dijimos, cabezas en Casanare, con el ingeniero Salomón Sanabria (87.523 votos), seguido de Marco Tulio Ruiz respirándole en la nuca con (85.094 sufragios). Y en Vaupés, donde fue elegido Eliecer Pérez Galvis (3.870 votos), seguido de Ángel Simón Cruz Herrera (2.909 sufragios). Para el caso de la alcaldía de Yopal, Luis Eduardo Castro, avalado por ASI ganó la alcaldía con 23.905 votos, bajo la sombra del nefasto representante “furibista” Jairo Cristancho. Y en Mitú, quizás como una luz diferente, el piloto Carlos Enrique Penagos Celis logró la victoria con el aval del Movimiento de Autoridades Indígenas de Colombia (AICO).

Aparte de estos dos departamentos, en la Amazonía los comicios del domingo anterior entran en la misma caracterización que hemos presentado: como gobernador del departamento del Amazonas fue electo Jesús Galdino Cerdeña del partido Liberal y la alcaldía de Leticia quedó en manos de Jorge Luis Mendoza del mismo partido; como alcalde de Florencia fue elegido Luis Antonio Ruiz Cicery del partido Alianza Verde y como gobernador del Caquetá, Arnulfo Gasca afiliado al partido Conservador, pero impulsado por una alianza diversa; en Puerto Inírida (Guainía), el vencedor fue Pablo Willian Acosta Yuvabe de la Coalición “Inirida es de todos”, y la gobernación será ocupada por Juan Carlos Iral Gómez, del partido de la U; cambio Radical llevó a la alcaldía de San José a Ramón Guevara Gómez y la coalición de los partidos Conservador, Cambió Radical, Liberal y un sector del Centro Democrático, pusieron a Heydeer Yovanny Palacio Salazar en la gobernación del Guaviare; el alcalde electo de Mocoa es Jhon Jairo Imbachi López, de la coalición “ La reconstrucción es con el pueblo”, y como gobernador Buaneges Rosero Peña de la Coalición “Así es el Putumayo, tierra de paz”. Y del Vichada podemos decir que las noticias no son gratas, pues el nuevo gobernador es Álvaro León Flórez, pieza del entramado de clanes y roscas que ha reinado en esa región durante años, avalado por los políticos tradicionales responsables del abandono en que se encuentra este departamento. Jairo E Beltrán Hinojosa de Cambio Radical y de la misma rosca de castas es el nuevo alcalde de Puerto Carreño, con el guiño del gobernador saliente.

Sintetizando, en las 32 gobernaciones del país fueron mayoritariamente vencedoras las candidaturas de coaliciones seguidas por las de partidos catalogados como independientes, sucediendo similar fenómeno en el ámbito de las alcaldías y por ende en el de consejos, asambleas departamentales y ediles. Asunto que habría que estudiar reflexionando sobre el papel también negativo que juegan en los territorios algunos gamonales y castas políticas que como camaleones sobreviven cambiando de formas y de nombres.

No menos de la mitad de las 32 plazas de capitales departamentales disputadas quedaron en manos de sectores no adscritos a partidos en específico, marcándose de todas maneras el retroceso sufrido por los mismos. No obstante, la presencia de los tradicionales sigue siendo notable, y como muestrario podemos mencionar Valledupar (Cesar), donde ganó Mello Castro avalado por la U; el partido Conservador, con Andrés Fabián Hurtado, controla la de Ibagué en el Tolima; y el Liberal, como ya se dijo, la de Leticia en el Amazonas. En el Atlántico y en Barranquilla, lo cierto es que no hay sorpresa alguna porque por el arraigo del clientelismo y la corrupción disfrazada de progresismo, sucedió lo que estaba cantado: la victoria del clan de la familia Char, que se quedó con la gobernación del departamento en cabeza de Elsa Noguera y con la alcaldía de La Arenosa en cabeza de Jaime Pumarejo.

Si observamos la situación de la alianza Colombia Humana-UP, las alcaldías en las que obtuvieron resultados favorables fueron alcanzadas también en coalición con otras fuerzas de variada índole, tal como ocurrió en Villavicencio, Cali, Buenaventura, Guapi, Teorama, Codazzi, Turbaco y Santa Marta. Así sucedió también con la gobernación del Magdalena, donde Fuerza Ciudadana, liderada por Carlos Caicedo Omar, triunfó con más de 290.000 votos, alcanzando además victorias, incluyendo a Santa Marta, en 26 de los municipios del departamento frente a su contrincante principal Luis Miguel “El Mello Cotes, que ganó en 6 municipalidades.

En el Cauca la coalición “Porque sí es posible”, avalada por el partido de la U, Colombia Renaciente y Cambio Radical, sacó avante con algo más de 230.000 votos, la candidatura a la gobernación del afrodescendiente Elías Larrahondo, que hace parte del proceso de Comunidades Negras (PCN). Para la alcaldía de Popayán, con el aval de Colombia Renaciente fue elegido el liberal Juan Carlos López.

En el departamento del Chocó, Ariel Palacios Calderón, candidato a la gobernación por la coalición de los partidos Liberal, Conservador y Alianza Verde, con el 42,35 % de los sufragios frente al 26,48 % de su contrario, liquidó a Patrocinio Sánchez y a todo el clan Sánchez Montes de Oca. El compañero de formula para la alcaldía de Quibdó, elegido con el 29,58 % de los votos, es Martín Emilio Sánchez Valencia. Se tarta de una coalición en la que el mayor peso lo tiene el partido Liberal, respecto a personajes que, si bien han quemado al clan mencionada, también tienen sobre sus espaldas patrocinios de personas que cargan con acusaciones de corrupción que tendrán que esclarecer.

Para el caso del Valle, de la misma cuerda política de la gobernadora saliente Dilian Francisca Toro, es su sucesora Clara Luz Roldán, en un escenario departamental, donde el rumbo de la alcaldía de Cali con Jorge Iván Ospina inscrito por la Alianza Verde con puntales del partido Liberal y de la U, tiene un peso específico.

En Nariño, la opción alternativa se quedó sin candidato al cual apoyar, y aunque no ganó Damir Bravo, abiertamente uribista y respaldado por sectores minoritarios, quien se alzó con la victoria en la gobernación con 220.126 votos, fue Jhon Alexander Rojas Cabrera de la coalición “Mi Nariño”, en teoría “independiente”, pero con respaldos que marcan un viraje hacia la derecha en un departamento con fuerte arraigo de izquierda. Igual suerte corrió la alcaldía de Pasto, donde ganó Germán Chamorro con el apoyo de dirigentes de Cambio Radical, la U y el partido Conservador.

En el Quindío, las apuestas de las casas políticas tradicionales y poderosas de la región llevaron a José Manuel Ríos con 27.242 votos (22,76 %), avalado por MAIS, a la alcaldía de Armenia y a Roberto Jairo Jaramillo con 76.588 votos (38,23 %), apoyado por el partido Liberal, la U, Cambio Radical y ASI a la gobernación del departamento, destacándose que la inconformidad se hizo sentir en el voto en blanco que tuvo registros del 21,4 % en un caso y del 22,76 % para el otro.

Con la coalición Más Cambio, el liberal Carlos Alberto Maya, proclamado continuador de la gestión de su antecesor, se quedó con la alcaldía de Pereira al obtener 58.231 votos. Y sin ninguna sorpresa, en la gobernación de Risaralda repite Víctor Tamayo, quien esta vez por desavenencias con el partido Conservador ha ganado con el aval de Alianza Social Independiente y de Colombia Justa y Libre al obtener 153.400 sufragios.

En Caldas quedó elegido como gobernador, representando un Grupo Significativo de Ciudadanos Unidos por Caldas, Luis Carlos Velázquez, con una arrasadora sumatoria de 208.757 sufragios, frente a los 136.761 de su contrincante más cercano Camilo Gaviria. Velázquez recibió apoyo de los partidos Cambio Radical, la U, Alianza Verde, Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS) y de Colombia Renaciente. Con 75.697 votos, como alcalde de Manizales fue electo el joven politólogo y ambientalista Carlos Mario Marín del partido Alianza Verde.

Para algunos dirigentes del Centro Democrático del corte de Paloma Valencia, a quien están perfilando como candidata presidencial, su partido “no salió derrotado en estas elecciones. Ganamos, crecimos. De una gobernación pasamos a cuatro, – dice-, y de 57 alcaldías pasamos a 120. Sin maquinaria, sin corrupción, sin clientelismo y siendo un partido nuevo». Pero las cuentas de los analistas independientes solamente ubican, ya lo explicamos, las gobernaciones del Casanare y la del Vaupés, en el oriente colombiano, como conquistas del partido de gobierno, al que califican como el gran perdedor de la contienda, agregando que de las capitales departamentales solamente lograron la de Sincelejo (Sucre), con un cuestionado candidato avalado también por el partido Conservador, la U y Cambió Radical.

Esto de Sincelejo se dio respecto al nombre de Andrés Gómez Martínez, quien se lanzó por firmas, pero tiene los avales dichos y el piso fuerte del Centro Democrático. El sujeto lleva a cuestas sólidas acusaciones que lo señalan de haber participado, junto a su tío William Martínez, desfalcador de la Caja de Compensación Familiar CONFASUCRE, de ser los autores intelectuales de la reciente masacre de La Guaripa. En los hechos sucedidos el 25 de enero de 2018, fueron asesinados tres integrantes de una familia a quienes pretendían arrebatarles un predio. Agreguemos que Gómez Martínez también fue detenido en 2015, por llevar consigo varios millones de pesos, listas de nombres y cédulas para comprar votos en los elecciones regionales de ese año.

Valga anotar que pese al triunfo que reclaman los uribistas en Sincelejo, en el departamento de Sucre su fracasó fue estruendoso, pues la ficha reconocida del Führer en la sabana caribe es Yahir Acuña, cacique electoral de vieja data que pese a contar con la maquinaria más poderosa del arruinado departamento, donde arrasaba sin remedio, los electores le cobraron su prontuario de corrupción y evidente criminalidad como uno de los más temidos parapolíticos.

Acuña había agrupado a su lado a la casa García, de Álvaro ‘el Gordo’ García, excongresista condenado a 40 años por la masacre de Macayepo; y obtuvo el apoyo de Jacobo Quessep, alcalde de Sincelejo. La alianza construida traía tras de sí el historial de sus viejos mentores; entre ellos Salvador Arana, condenado por parapolítica; el de “los gatos”, que es la familia de la paramilitar empresaria del Chance Enilce López, la Gata, y el del narco-parapolítico Juan Carlos Martínez Sinisterra. Y recuérdese que Yahir Acuña, como parlamentario, en la Comisión de Acusación de la Cámara manejó de manera amañada investigaciones contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez, para favorecerlo. Del Congreso de la República salió señalado por el jefe paramilitar Diego Vecino, de ser el enlace para que las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) infiltraran la Universidad de Sucre, a la que asolaron con asesinatos terribles.

Hasta el día de las elecciones, las encuestadoras, que fueron también las grandes perdedoras de los comicios, proyectaban a Acuña como el favorito para ganar. Pero no, finalmente perdió la gobernación por más de 50.000 votos, paliza que le propinó el electorado optando por Héctor Olimpo Espinosa del partido Liberal, con 15 puntos porcentuales de ventaja.

Con el agravante de que ocurre teniendo el gobierno en sus manos, la crisis del uribismo se expresa, además, en las cifras: en el campo de las alcaldías pasó de 1‘489.240 votos en el 2015, a 1‘171.560 en los presentes comicios, lo cual sumado a la debacle en las gobernaciones se convierte en una verdadera moción nacional de censura tanto al expresidente-senador, como al mismo Duque y a la extrema derecha del país.

Como quien busca rescatar del ahogado el sombrero, dirigentes del uribismo apuntan que en algunas regiones aumentó su participación en alcaldías y gobernaciones. Se pasó, expresan, de tener una alcaldía a tener dos, y en todo el país de 57 se pasó a 120. Pero dejan de lado observar que esto se dio en medio de coaliciones sin identidad partidaria cerrada con el Centro Democrático, y con disminución palpable y significativa en su votación total. En esos números absolutos, además, en los lugares de mayor impacto la quiebra parece irreversible, lo cual tiene mucho que ver no sólo con el rechazo al guerrerismo de esta colectividad sino con la pésima gestión del gobierno en todos los aspectos. ¿Facturas acaso, por ejemplo, al grosero desafió de volver a pasar una reforma tributaria dictada por el FMI y que había sido repudiada por la población? ¿Facturas por sostener a ministros ineptos y cuestionados como el fascistoide ministro de defensa, que más que preocupado parece complacido con la ola de asesinatos contra los dirigentes sociales? ¿Facturas por la manera pertinaz en que simulando la paz persisten en hacer trizas los Acuerdos de La Habana, al tiempo que han estado a punto de desatar una guerra con la Venezuela bolivariana?

¿Y sobre el fiasco de las encuestas?, sólo un par de ejemplos para graficar: en Bogotá esbozaron un empate técnico entre López y Galán, pero ganó Claudia López con ventaja de tres puntos porcentuales y se elevó la votación del conjunto de los sectores alternativos que participaron. Y en Medellín, la firma Guarumo, famosa por sus “aciertos”, en su último sondeo dio a Ramos como alcalde con el 46,8 % de la intención de voto, con 19 puntos porcentuales por delante de Quintero, que fue el joven candidato independiente que holgadamente se llevó la victoria.

Subrayando en algunos casos, importantes éxitos contra la política tradicional han sido, entonces, los resultados que favorecieron opciones como las de Claudia López en Bogotá, Juan Carlos Cárdenas en la capital santandereana, Daniel Quintero en Medellín, Luis Enrique Dussán para la gobernación del Huila, Jairo Tomás Yáñez en Cúcuta, Ramiro Barragán con su contundente paliza en Boyacá al candidato del Centro Democrático Jonathan Sánchez, la de Guillermo Torres (Julián Conrado) derrotando la maquinaria politiquera no solo de Turbaco sino de Bolívar, al igual que la de William Dou dando el palo que dio en Cartagena.

Sin duda, el partido Alianza Verde triunfó y amplió su influjo en varios de los principales escenarios electorales, y tuvo el mayor avance con la alcaldía de la capital del país donde golpeó fuerte; y con Jorge Iván Ospina en Cali; con Jairo Yáñez en Cúcuta; con Carlos Mario Marín en Manizales, con Luis Antonio Ruiz en Florencia…, en unas elecciones que para esta ocasión registraron la participación de 22,1 de los 36,6 millones de compatriotas habilitados, configurando una participación que superó el 60 %.

En estas primeras aproximaciones a los resultados de una contienda que tiene el enorme déficit de la reforma electoral y la presencia muy marcada del clientelismo, la corrupción, la persecución política de los sectores de oposición más radicales y alternativos que participan sin mayores garantías, no obstante, se presenta a contra corriente de las maniobras del partido de gobierno y del mismo sub presidente Duque, la derrota del uribismo, el avance de fuerzas independientes y de oposición y la proliferación de las candidaturas en coalición, como un hecho que podría abrir caminos de esperanza en el terreno de la búsqueda de la paz para Colombia.

Apenas los análisis comienzan, y de parte de las FARC-EP lo que más deseamos es que esta enorme derrota del guerrerismo Uribe-duquista pueda, superando también la obsolescencia y vicios del sistema electoral antidemocrático, fructificar hacia un escenario de entendimiento y compromiso con los electores, mirando en sus necesidades y anhelos, de manera tal que se pueda retomar en algún momento el camino de la Paz con justicia social.

Desde las FARC-EP anhelamos lo mejor para un pueblo que lo necesita, felicitamos a aquellos que actuaron con pulcritud y pensando en que el servicio público debe colmarse de probidad en favor de la gente del común, y deseamos buen viento y buena mar para todos los electos, elevando nuestras voces porque en su paso por los cargos que les han sido confiados coadyuven a la construcción de la verdadera democracia, que es la conjugación de la justicia social para las mayorías.

Desde las montañas insurgentes de Colombia, FARC-EP

 

 

Octubre 29 de 2019

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