Kirk Douglas, en lo más alto del firmamento

KIRK DOUGLAS, EN LO MÁS ALTO DEL FIRMANENTO
HOMENAJE A UN GIGANTE DEL SÉPTIMO ARTE

Por Jesús Santrich, El Disidente.

“Su talento empieza en la planta de sus pies y acaba en un espíritu

que puede llegar más allá de las estrellas”.

 

El insigne actor y productor de cine Kirk Douglas nació en Ámsterdam, Nueva York, el 9 de diciembre de 1916 y murió a la edad de 103 años en Beverly Hills, California, el 5 de febrero de 2020. Su nombre de nacimiento era Issur Danielovitch Demsky y con él permaneció durante su infancia y parte de la juventud que fueron épocas de penurias económicas en las que K. Douglas, tuvo que realizar actividades diversas, como vender jugos y dulces en las calles, o repartir periódicos, para sostener a su familia. Tenía seis hermanas y su padre abandonó el hogar cuando Kirk, tenía apenas cinco años. A pesar de su pobreza, K. Douglas pudo cursar la primaria y la secundaria, que fueron los escenarios donde tuvo sus primeros contactos con la actuación.

A los 17 años, con esfuerzo propio logró ingresar St. Lawrence University de Nueva York, donde lo aceptaron a cambio de que trabajase allí como jardinero (posteriormente como bedel). En dicho establecimiento estuvo desde 1935 hasta 1939, y se graduó en letras con el título de «Bachelor of Arts» (similar al grado en Filosofía y Letras). En estos cuatro años desarrolló actividades deportivas en el campo de la lucha libre y también actividades de teatro, y pudo conseguir una beca para entrar en la Academia Norteamericana de Arte Dramático de Nueva York, lugar donde adoptó su nombre artístico de Kirk Douglas. Ya para entones la dedicación a las artes dramáticas eran su prioridad y su desenvolvimiento por ese camino, se fue dando en el tiempo de manera prolífica con producciones de grata recordación en el teatro, el cine, la televisión, muchas de las cuales están consideradas como clásicos en su género.

Apenas iniciándose, su carrera teatral en Broadway, tuvo un alto obligado cuando fue llamado a filas militares en 1942, e incorporándose a la Armada como oficial de telecomunicaciones en el Pacífico. De regreso se vinculó nuevamente al teatro hasta cuando recomendado por la actriz Lauren Bacall, consiguió el papel de Walter, esposo de la protagonista, en El extraño amor de Martha Ivers (1946), película del productor de la Paramount Hal B. Wallis con la cual, se puede decir, inicia su carrera en el cine.

H. B. Wallis cedió los derechos de Kirk Douglas a la productora RKO en 1947, para los largometrajes Retorno al pasado y A Electra le sienta bien el luto. Y en 1948, con la 20th Century Fox debuta en Murallas Humanas.

Le seguirá su actuación en Carta a tres esposas (1949) y, en el mismo año, su nominación al Oscar al mejor actor por El ídolo de barro; filme en el que manifiesta su carácter recio y sus ideas de izquierdistas, sin importarle los vetos, estigmatizaciones, enemistades y obstrucciones que debió sufrir por parte de los poderosos de la industria cinematográfica en la cúpula de Hollywood, con consecuencias negativas que pusieron obstáculos a su carrera y a los justos reconocimientos que debió tener y en gran medida se le negaron. No obstante, su talento y profesionalismo lo convirtieron en un actor consagrado y en una persona respetada por sus posiciones consecuentes en favor de los desposeídos, de los perseguidos y discriminados.

Después de El ídolo de barro, la carrera de Douglas, pese a las obstrucciones por su forma de pensar y ver el mundo, despegó con mucha fuerza y éxito. Entre sus participaciones más célebres, están clásicos de aventuras como la superproducción de Walt Disney 20000 leguas de viaje submarino (1954), en la que obtuvo su más notable éxito y Vikingos (1958), realizada por Bryan, productora cinematográfica de su propiedad fundada por él en 1955, cuya primera película fue Pacto de honor, dirigida por André De Toth. Le seguirían participaciones en producciones como La pradera sin ley y Hombres temerarios.

Kirk fue el protagonista de El loco del pelo rojo (1956), película en la que interpretó a Vincent Van Gogh, logrando el reconocimiento del público, y el premio al mejor actor del año del Círculo de Críticos de Nueva York. Al decir de Catherine de la Roche, “Su temperamento formidable, combinado aquí con una gravedad no perceptible en otros trabajos, le permite crear una caracterización llena de autoridad, verdad y momentos de genuina tragedia”.

En 1957, Kirk Douglas compartió con a Burt Lancaster y Hal Wallis el protagonismo de Duelo de titanes; obra cuyo éxito motivó a Wallis a buscar a K Douglas para participar en el wéstern de John Sturges, El último tren de Gun Hill. Y cerrará la década de los 50 como productor y protagonista de su estelar película Espartaco, con la cual obtuvo cuatro premios Oscar de la Academia y dejó registrado un hecho de enorme relevancia en una época de “cacería de brujas”, macarthismo y persecución política por parte del llamado Comité de Actividades Antiestadounidenses y el FBI del terrorífico J. Edgar Hoover.

Pues ocurrió que K. Douglas contrató a Dalton Trumbo para hacer la adaptación del libro Spartacus, de Howard Fast, y consiguió con la ayuda de Charles Laughton y Lawrence Olivier, que el nombre del guionista apareciera en los créditos pese a que estaba incluido en la fatídica lista de “Los diez de Hollywood”, lo cual significaba un peligroso veto que pocos se atrevían a cuestionar.

Haciendo una digresión necesaria, recordemos que también Charles Chaplin fue acusado y ferozmente perseguido y obligado al exilio por el Comité de Actividades Antiestadounidenses, por supuestas actividades “antiamericanas”, y el mismo J. Edgar Hoover aportó archivos secretos del FBI sobre él, indicando como delito, sus ideas progresistas, que era lo propio que hacía macarthismo. Desde 1947 la Comisión de Actividades Antiestadounidenses había acusado a 79 figuras del cine americano, motivo por el cual comenzó el sonado proceso contra los «Diez de Hollywood», entre los que estaba incluido Dalton Trumbo, y que rehusaron comparecer ante la comisión macarthista. En 1949, la Corte de Apelaciones de Washington rechazó los recursos presentados por los «Diez de Hollywood», quienes fueron condenados a un año de prisión para 1950 e inscritos en las “listas negras”. A estas y al macarthismo todo, se enfrento Kirk Douglas, sin ocultar jamás su ideas de izquierda pese al rechazo del establecimiento, y con sus actos jugó un papel importante para romper las agraviantes “listas negras” de Hollywood con las que actores, directores y guionistas fueron perseguidos profesionalmente por su forma de pensar. Douglas dijo que estaba más orgulloso de eso que cualquier película que hubiera hecho.

La década de los 60 la inauguró con Un extraño en mi vida (1960), con El último atardecer (1961), y con la producción de películas propias como Ciudad sin piedad, Los valientes andan solos (1962), Dos semanas en otra ciudad, Silencio de muerte (1963), Tres herederas (1963), El último de la lista (1963) y Siete días de mayo (1964) … Y así continuó su fecunda carrera con abnegación incansable, acumulando presencia en una filmografía no menor de 76 películas, más su actuación, como ya se ha dicho, en el teatro, en la televisión y hasta con apariciones esporádicas en la radio.

En recuerdo del cincuenta aniversario de su debut en el cine, en 1996 la Academia le concedió el premio Óscar honorífico en homenaje a toda su carrera. Para entonces había sufrido una embolia que limitó sus movimientos pero que no le impidió acudir a la ceremonia en la que el galardón lo recibió de manos de Steven Spielberg. Entre sus palabras breves manifestó estar “orgulloso de haber sido parte de Hollywood durante cincuenta años”. En efecto, fue uno de los actores más longevos de Hollywood. Y entre las muchas distinciones que tuvo, en 1983 ganó el Premio Jefferson por sus servicios a la comunidad, y en 1986, en desarrollo de los actos del centenario de la Estatua de la Libertad, fue galardonado con la Medalla de Honor de la Isla de Ellis, por “alcanzar el éxito sin dejar de defender los valores de su minoría”.

Finalmente, y para hacer homenaje a este gigante del Séptimo Arte y del amor a la humanidad recordemos las palabras que La American Academy of Dramatic Arts le dedicó con un premio en el que puede leerse: “Su talento empieza en la planta de sus pies y acaba en un espíritu que puede llegar más allá de las estrellas”.

Febrero 10 de 2020

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