La noticia sobre el “atentado” contra Rodrigo Londoño (Timochenko), tienen destellos que la hacen parecer a un falso positivo.

Lo primero, es que el señor Londoño no fue atacado por nadie, no hubo disparos contra él, pero en cambio sí hubo fotos de dos jóvenes muertos con señales de tortura, lo que insinúa que fueron capturados vivos.

Pero omitiendo o sin darle relevancia a esta incoherencia la ministra del interior, Nancy Patricia Gutiérrez, repitiendo como lora el dictado del general de la policía Oscar Atehortúa, acusó como responsables de esta supuesta tentativa a dirigentes de la Segunda Marquetalia.

Estos días de turbulencia social, de protesta ciudadana contra un gobierno incompetente, de nuevos escándalos que involucran al ejército en chuzadas o escuchas ilegales, de resurrección de los falsos positivos, de asesinato incontenible de líderes sociales; estos días donde Colombia se descubre como el país más corrupto del mundo, y se denuncia que Álvaro Uribe, ejerciendo como presidente de la República, traficó con un capo de la mafia mexicana, son días en los que tendremos que soportar las más densas cortinas de humo con las que intentarán tapar y ahogar tanta podredumbre.

No nos dejemos distraer con cuentos de Pompeo y de Guaidó. Salgamos a la calle y manifestemos el rechazo nacional al mal gobierno. Que vuelvan a sonar las cacerolas de la inconformidad desde este 21 de enero. Ya es hora de ir pensando en un nuevo gobierno de coalición democrática que garantice la paz completa y el establecimiento de un orden social justo como resultado de un gran acuerdo político nacional.