Vete ya, DUQUE

Vete ya, Duque

 

El actual gobierno de Colombia es un gobierno fallido. Su política social es la represión a los pobres y el bienestar de grandes empresarios. Nació para hacer trizas la paz. Quien preside este gobierno, que en realidad no es él, sino otro, le quitó la vida a una esperanza que apenas empezaba a caminar, destruyó el más hermoso sueño de los colombianos que es el de la paz. Tiene una falla de origen que es el prontuario criminal del anacrónico jefe político que lo inspira, que lo manipula, y un problema en el alma, que es el odio a muerte al contradictor que respira con un resuello enfermizo su mentor, «el innombrable». Quien realmente gobierna a Colombia, es el demonio del Ubérrimo.

Duque está gobernando con el pensamiento de Uribe que, es un pensamiento estancado y congelado en los charcos de sangre de sus campañas paramilitares de los 90, en su pasado mafioso con los Ochoa y Escobar, en su paso por la Aerocivil y el traquetear de Tranquilandia, el laboratorio de cocaína más grande del mundo.

Duque no tiene personalidad, es un presidente cursi, farandulero, que se mueve muy bien, eso sí, -hay que reconocerlo- en las parrandas vallenatas pagadas por mafiosos. Gobernar no es aparecer todos los días en Televisión a hablar babosadas que no tienen nada que ver con la solución a los problemas del país. Tiene un ministro de defensa que solo piensa en la guerra contra Venezuela, una vicepresidenta conocida de autos por la masacre de la Comuna 13 de Medellín, por sus reuniones con jefes paramilitares en su oficina de El Nogal, su hermano traficante de heroína y sus amistades con el «Memo Fantasma» que son amistades de corrupción y mafia. Una ministra de relaciones exteriores que no tiene otra agenda que la de derrocar al presidente de Venezuela y que ahora aplaude la designación de un presidente gringo para el BID. La del Interior es la ministra de la indolencia frente a la masacre continuada de líderes sociales; igual que su jefe, posaba orgullosa al lado del Neñe Hernández en las parrandas. Y tiene Duque también a un ministro de finanzas que no tiene corazón para los de abajo, un alto comisionado de paz que actúa como comisionado de guerra. Y tiene una Fiscalía General y un Fiscal de bolsillo, una cuasi-procuradora, un Defensor del Pueblo que no defiende al pueblo, una bancada fanática en el Congreso que vomita odio y fuego todo el tiempo, porque quieren demostrar que son más uribistas que Uribe, y también tienen por ahí a algunos magistrados agazapados en las Cortes. Con ese equipo, Duque acumula las razones suficientes para pedirle, que se largue.

Que se vaya, que se haga a un lado, para que los verdaderos demócratas de todos los partidos, los que sienten dolor de patria y tienen por dentro mucho decoro, el movimiento social y político, unidos en la más amplia coalición democrática, reconstruyan y levanten a Colombia de sus ruinas, le den vida nuevamente a la paz, dignifiquen la existencia de todos los colombianos y hagan florecer el respeto a la diferencia. Lo mejor para Colombia es que Duque se vaya.

FARC-EP, Segunda Marquetalia

Edinson Romaña, Oscar Montero (El Paisa), Aldinever Morantes, Jesús Santrich, Iván Márquez.

Septiembre 14 de 2020.

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